Modelo de escuelas para padres.
Por. Brizeida Hernández Sánchez/ Psicopedagoga
La familia, escuela y
comunidad son tres esferas que inciden en la calidad de la enseñanza, facilitan
el aprendizaje y previenen las
dificultades. Cada uno concienciado de su papel en la educación aporta recursos
necesario para movilizar las destrezas del que aprende.
La familia y la escuela son entes fundamentales para dar
respuestas a las necesidades educativas,
afectivas, cognitivas y sociales de
los participantes del saber.
Hoy, es necesario emprender juntos un camino
que permita crear una nueva concepción
de la educación, desde una perspectiva comunidad – escuela,
lugar donde el verdadero protagonista es el estudiante, para ello es necesario
la elaboración de un proyecto educativo común entre escuela y comunidad, sustentado en la teoría sociohistórica en la
que están inmerso el ecosistema como
fuente de aprendizaje.
Este enfoque favorece una enseñanza para la vida, utilizando el ambiente, la familia, de tal forma que se aprenda a
ejercitar la cooperación, trabajo en
equipo, el diálogo, toma decisiones consensuadas para que luego, sea capaz de
transferir estos aprendizajes a otros contextos sociales reales.
Crear espacios de
comunicación y participación de la familia en la escuela es aportar a la experiencia cotidiana con la
finalidad del crecimiento biológico,
psicológico, social, ético y moral del estudiante, en una palabra, al
desarrollo integral de su personalidad.
De
la armonía entre familia y escuela va a
depender el desarrollo de personalidades sanas y equilibradas, cuya conducta
influirá en posteriores interacciones sociales y convivencia en grupo, que
crearán un nuevo estilo de vida.
Es apremiante que los actores
se planteen como objetivo prioritario
formar hombre y mujeres competentes y verdadero protagonista de su quehacer
educativo.
La
familia es un vínculo mediador en la relación con su entorno y se reitera que
la escuela enseña y la familia educa.
Las escuelas no pueden trabajar
aisladas de las familias y de las
comunidades son clave para apoyar el aprendizaje, estos es la llave para el
éxito.
También es cierto que el profesorado no siempre
fomenta la implicación de las familias,
ni no valora lo que puede aportar a la mejora de la educación; por su
parte, la familia no siempre participan cuando son inducidos, debido entre
otras razones al desconocimiento e inseguridad sobre lo que ellos pueden hacer
(Christenson, 2004).
Es evidente las situaciones conflictivas que
se visualizan en la actualidad pero, rige una actitud positiva de los padres,
madres y acudientes para apoyar a sus hijos como parte de su función.
En este punto aportamos
dos líneas de acción: la comunidad en su conjunto de servicios complementarios,
donde las escuelas se convierten en centros de recursos para las respectivas
comunidades (estudiantes, padres o
vecinos);
El segundo más emergente
de desarrollo de la comunidad, que apuesta por una relación más inclusiva,
donde todos los miembros de la comunidad son considerados como agentes de
cambio, y la conjunción de las escuelas con la
comunidad
pretende el desarrollo de las mismas.
También señalamos seis
tipos de implicación de la escuela – familia y
comunidad que son
importantes para el aprendizaje y para hacer
más efectiva la relación entre escuelas y familias: primero
ejercer su rol de padres, el voluntariado,
escuelas para padres, Asociaciones de padres, y finalmente la
conformación de la comunidad educativa.
Sí, todo esto funciona tenemos la familia y la escuela prendiendo juntas.
El
enfoque educacional que vislumbramos formar Escuelas para Padres, instancia que
responde a las dudas de las familia en aportar desde su experiencias a la
educación de sus hijos en un marco de consultor experto, de modelo y guía de
trabajo.
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