domingo, 21 de octubre de 2012


Modelo de escuelas para padres.
 
Por. Brizeida Hernández Sánchez/ Psicopedagoga
 


La familia, escuela  y comunidad son tres esferas que inciden en la calidad de la enseñanza, facilitan el aprendizaje  y previenen las dificultades. Cada uno concienciado de su papel en la educación aporta recursos necesario para movilizar las destrezas del que aprende.

La familia y la escuela son entes fundamentales  para dar  respuestas a las necesidades educativas,  afectivas, cognitivas y sociales de  los participantes del saber.

Hoy, es necesario emprender juntos un camino que  permita crear una nueva concepción de la educación, desde una perspectiva comunidad – escuela, lugar donde  el verdadero protagonista es el estudiante, para ello es necesario la elaboración de un proyecto educativo común entre escuela y comunidad,  sustentado en la teoría sociohistórica en la que están inmerso  el ecosistema como fuente de aprendizaje.

 Este enfoque favorece una enseñanza para la vida,  utilizando el ambiente,  la familia, de tal forma que se aprenda a ejercitar la cooperación,  trabajo en equipo, el diálogo, toma decisiones consensuadas para que luego, sea capaz de transferir estos aprendizajes a otros contextos sociales reales.

Crear espacios de comunicación y participación de la familia en la escuela es aportar a   la experiencia cotidiana con la finalidad  del crecimiento biológico, psicológico, social, ético y moral del estudiante, en una palabra, al desarrollo integral de su personalidad.

De la  armonía entre familia y escuela va a depender el desarrollo de personalidades sanas y equilibradas, cuya conducta influirá en posteriores interacciones sociales y convivencia en grupo, que crearán un nuevo estilo de vida.

Es apremiante que los actores se planteen como objetivo prioritario formar hombre y mujeres competentes y verdadero protagonista de su quehacer educativo.

La familia es un vínculo mediador en la relación con su entorno y se reitera que la  escuela enseña y la familia educa.

 

Las escuelas no pueden trabajar  aisladas de las familias y de las comunidades son clave para apoyar el aprendizaje, estos es la llave para el éxito.

 

 También es cierto que el profesorado no siempre fomenta la implicación de las familias,  ni no valora lo que puede aportar a la mejora de la educación; por su parte, la familia no siempre participan cuando son inducidos, debido entre otras razones al desconocimiento e inseguridad sobre lo que ellos pueden hacer (Christenson, 2004).

 

 Es evidente las situaciones conflictivas que se visualizan en la actualidad pero, rige una actitud positiva de los padres, madres y acudientes para apoyar a sus hijos como parte de su función.

 

En este punto aportamos dos líneas de acción: la comunidad en su conjunto de servicios complementarios, donde las escuelas se convierten en centros de recursos para las respectivas comunidades (estudiantes, padres o  vecinos);

 

El segundo más emergente de desarrollo de la comunidad, que apuesta por una relación más inclusiva, donde todos los miembros de la comunidad son considerados como agentes de cambio, y la conjunción de las escuelas con la

comunidad pretende el desarrollo de las mismas.

También señalamos seis tipos de implicación de la escuela – familia y

comunidad que son importantes para el aprendizaje  y para hacer más efectiva la relación entre escuelas y familias:  primero ejercer su rol de padres, el voluntariado, escuelas para padres,   Asociaciones de padres, y finalmente la conformación de la comunidad educativa. Sí, todo esto funciona tenemos la familia y la escuela prendiendo juntas.

 

El enfoque educacional que vislumbramos formar Escuelas para Padres, instancia que responde a las dudas de las familia en aportar desde su experiencias a la educación de sus hijos en un marco de consultor experto, de modelo y guía de trabajo.

 

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